Carta dos meses después

‌Querida India, hoy hace dos meses que nos vimos por primera vez. Dos meses ya. Qué lejano queda aquel día  y cuánto te echo de menos. Porque si me queda una certeza es la del anhelo. Siento que te soy fiel, que podría guardarte muy dentro incluso aunque no volviéramos a vernos y, sin embargo, cuánto deseo volver a tocarte, dejarme acariciar por tu brisa o envolver con el aliento de tus palabras. Mi piel extraña tus caricias, el aroma de tus besos. Quiero volver a sudar contigo y sentir de nuevo que me falta el aire. Miro al horizonte y se reproducen cientos de escenas ante mí, escenas grabadas casi con cincel en la piedra de mi memoria. Tus colores me siguen hipnotizando y tu sonrisa afable y espontánea me tiene presa. Sé que has tenido muchos amantes, que te cubren de elogios y que muchos creen conocerte y tenerte para sí. Yo no busco poseerte. Quizás ni tan siquiera ser la única, sería demasiado egoísta por mi parte. Y tal vez tampoco tú seas la única para mí. Ambas sellamos en silencio este acuerdo el día en que  nos dijimos "hasta luego". Pero también ambas sabemos que aunque no seamos únicas lo nuestro sí lo es. Muchos te mirarán pero pocas miradas te amarán incluso en el temor y la incertidumbre. Muchos te probarán pero pocos gustarán de ti tan profundo. Muchos creerán conocerte mejor que nadie pero dudo que alguno esté tan dispuesto a verte tan desnuda, desde su propia desnudez. En algún momento, probablemente mucho antes de vernos cara a cara por primera vez, nos habíamos prometido ser para siempre. Es cierto, a veces me embargan las dudas, los temores. La necesidad de saber de ti, de que me recuerdes que también tú me llevas en tu memoria. Me reconozco a mí misma olvidada, fruto de tu indiferencia y tu silencio. Esa estúpida obsesión que tenemos aquí por ser reconocidos me hace dudar de ti. Hay días en los que olvido que lo nuestro va mucho más allá. Que pertenecemos a mundos distintos. Que en esencia somos diferentes realidades, entes de universos complejos y dispares. Y en esa complejidad, el mundo se me antoja algo mucho más sencillo. Algo que prescinde de normas y leyes inventadas por quienes no sabemos  nada. Es en ese espacio entre el tiempo y la memoria donde vuelvo a encontrarme contigo. Donde recupero la paz que me hace amarte. Donde me siento serena, querida. Es allí donde una y otra vez seremos, existiremos juntas.



Comentarios

Entradas populares